Bueno como mi primera publicacion comparto con ustedes un cuento que hice a los 15 años. Tiene gran valor para mi y no lo he modificado en nada desde que lo hice:
No puedo creer lo que estoy viviendo… Fingí no creer lo que estaba pasando, pero no pude enseñarle los dientes a la verdad. Había escapado de casa buscando la escalera al cielo de la cual tanto había escuchado. “Escalera al cielo”, dicen. Entre susurros y palabras pequeñas, dejan que el secreto de los peldaños los cautive. Y fue así como el apasionado secreto me cautivó a mí también…
Todos reían. Todos. Estábamos en la casa de unos amigos y todos reían. Comían. Disfrutaban uno del otro. Fingen. Dijo mi mente apresurada. Solo fingen. Pero, al igual que el resto, también reía, también comía y también disfrutaba de ellos. Un sonido quebradizo separó el tiempo en dos. La bulla, del silencio absoluto. La risa de la petrificación. Todo quedó en silencio. Y en el centro de la sala, uno de mis amigos se encontraba con las manos vacías, mirando su vaso roto que yacía en el suelo.
- Escalera al Cielo- eran las palabras débiles que salían por sus labios, llenándolo todo como si lo hubiera gritado desde el alma. Sus ojos veían más allá. No estaba en la sala. Nadie pudo decir nada.
Una noche más adelante, esperé que todos en casa se durmieran. Y escapé hacia el bosque. Corriendo, cayendo, no volvería atrás. La luz de la luna parecía dirigir mi camino y a veces, corriendo, volteaba a ver lo que estaba dejando. Verdaderamente existía. Llegué a un claro dentro del bosque. Una colina pequeña y plateada, que contenía un frondoso roble e increíblemente, una escalera que cruzaba al cielo. Caminé hacia ella, sin antes voltearme y ver el mundo que dejaba. No pude contener las lágrimas, al pensar en mis amigos y en mi familia, y con llanto en el rostro, corrí por la escalera subiendo y dejando el mundo atrás. Cada escalón me separaba de la realidad, y mientras corría, no podía evitar voltearme y ver mi vida y ver la tierra y ver, simplemente ver. Llegué hasta las mismas estrellas. Había una puerta. Era el final de la escalera. Se escuchaba bulla desde el otro lado. Gente que reía. Abrí la puerta. Avancé hacia donde se encontraban las cosas para comer y tomé un vaso con alcohol. La gente reía, comía, disfrutaban uno del otro. Fingían. Con llanto en los ojos, se me resbaló el vaso de las manos. Todos quedaron en silencio. No podía decir más.
- Escalera al Cielo-
No puedo creer lo que estoy viviendo… Fingí no creer lo que estaba pasando, pero no pude enseñarle los dientes a la verdad. Había escapado de casa buscando la escalera al cielo de la cual tanto había escuchado. “Escalera al cielo”, dicen. Entre susurros y palabras pequeñas, dejan que el secreto de los peldaños los cautive. Y fue así como el apasionado secreto me cautivó a mí también…
Todos reían. Todos. Estábamos en la casa de unos amigos y todos reían. Comían. Disfrutaban uno del otro. Fingen. Dijo mi mente apresurada. Solo fingen. Pero, al igual que el resto, también reía, también comía y también disfrutaba de ellos. Un sonido quebradizo separó el tiempo en dos. La bulla, del silencio absoluto. La risa de la petrificación. Todo quedó en silencio. Y en el centro de la sala, uno de mis amigos se encontraba con las manos vacías, mirando su vaso roto que yacía en el suelo.
- Escalera al Cielo- eran las palabras débiles que salían por sus labios, llenándolo todo como si lo hubiera gritado desde el alma. Sus ojos veían más allá. No estaba en la sala. Nadie pudo decir nada.
Una noche más adelante, esperé que todos en casa se durmieran. Y escapé hacia el bosque. Corriendo, cayendo, no volvería atrás. La luz de la luna parecía dirigir mi camino y a veces, corriendo, volteaba a ver lo que estaba dejando. Verdaderamente existía. Llegué a un claro dentro del bosque. Una colina pequeña y plateada, que contenía un frondoso roble e increíblemente, una escalera que cruzaba al cielo. Caminé hacia ella, sin antes voltearme y ver el mundo que dejaba. No pude contener las lágrimas, al pensar en mis amigos y en mi familia, y con llanto en el rostro, corrí por la escalera subiendo y dejando el mundo atrás. Cada escalón me separaba de la realidad, y mientras corría, no podía evitar voltearme y ver mi vida y ver la tierra y ver, simplemente ver. Llegué hasta las mismas estrellas. Había una puerta. Era el final de la escalera. Se escuchaba bulla desde el otro lado. Gente que reía. Abrí la puerta. Avancé hacia donde se encontraban las cosas para comer y tomé un vaso con alcohol. La gente reía, comía, disfrutaban uno del otro. Fingían. Con llanto en los ojos, se me resbaló el vaso de las manos. Todos quedaron en silencio. No podía decir más.
- Escalera al Cielo-
Fotografía y texto: Felipe Mercado
2 comentarios:
mercado se me borro todo el lindo post q tenia para ti pero en resumidas cuentas decia q eras mi MAMON preferido
y q el texto me encanto
beso.
...Saber verbalizar lo q hay ahi dentro (imaginación) puede llegar a ser tan terrible...como encantador...esto tiene de ambos
te pasaste...
Publicar un comentario